El tratamiento, recopilación y gestión de datos varía en función de si hablamos de Cloud Computing, Edge Computing o Fog Computing. Aclaramos en este artículo estos términos clave para el mundo del Big Data. 

Cloud Computing

La computación en la nube o Cloud Computing hace referencia a la tecnología que posibilita la capacidad computacional y el uso de multitud de servicios, archivos e información desde Internet –en la nube-. ¿Cuáles son sus principales ventajas? Además de que se trata de una tecnología flexible y escalable, nos libera del almacenamiento de toda esta información en nuestros dispositivos y permite un acceso por parte de diferentes usuarios al mismo tiempo, sin necesidad de contar con una gran infraestructura. Además, garantiza la seguridad de los datos almacenados, su acceso en tiempo real y una mayor agilidad de los procesos.

Para ello es necesario contar con un Saas o Pass –Software/Platform as a service-, web services, o MSP –Managed Service Providers-, aplicaciones o plataformas para su utilización por parte del cliente, que garantizan la seguridad de sus datos y que es actualizada por el proveedor, que también se encargará de su mantenimiento y soporte.

>> El proyecto Higea, desarrollado por Coremain y Gradiant, trabaja con modelos de cloud.

Edge Computing

El Edge Computing permite la recopilación, procesamiento y tratamiento de datos en un dispositivo inteligente, al borde de la red, es decir, sin necesidad de llevarlos a la nube. En este caso, se conectan los sensores a los PACs (controladores de automatización programables), lo que reduce los niveles de la comunicación, ya que el PAC recibe, analiza y procesa la información recibida desde el dispositivo –en el mismo punto de generación de los datos- y sólo envía a la nube los datos que deben ser almacenados. Se consigue así una computación más eficiente.

Esta computación es la que se vincula con el conocido como Internet de las Cosas (Internet of Things, en inglés) y por tanto, hace referencia al procesamiento de datos de los objetos inteligentes que nos rodean, desde un edificio inteligente a un refrigerador o un reloj de pulsera. De este modo, un dispositivo conectado a Internet es capaz de procesar los datos recibidos –a través de una análisis a corto plazo- y rebotar parte de dicha información a la nube, lo que simplifica la cadena de comunicación y reduce los potenciales puntos de error.

Fog Computing

Pasamos de la nube a la niebla. Siguiendo la línea de trabajo al borde de la red que hemos visto con el concepto Edge Computing, de descentralización, el Fog Computing o computación en la niebla hace así referencia a la infraestructura de computación cercana a las fuentes de datos, en las que se producen muchas conexiones con un bajo ancho de banda y con mínima transmisión de datos. El Fog Computing a diferencia del Edge permite que un único dispositivo, denominado comúnmente pasarela, procese los datos que provienen de múltiples fuentes.

Con esta computación se reduce la latencia, ya que no es necesaria la conexión a la nube para conocer, por ejemplo, los kilómetros recorridos usando una pulsera de actividad física. La propia pulsera podrá facilitar al usuario dicha información sin necesidad de conectarse a la red. Con esto se consigue, además, reducir la cantidad de datos que se envían a la nube, un aspecto muy relevante si tenemos en cuenta que las cantidades de datos a procesar no dejarán de incrementarse en los próximos años.