Con el término big data se define al conjunto de tecnologías que permiten analizar, a través del uso extenso de algoritmos, cantidades masivas de datos provenientes de fuentes dispares, y a la aplicación de este conocimiento para frenar el calentamiento global se le conoce, actualmente, como green data o big data ambiental. A través de macrodatos ambientales, el big data es capaz de encontrar patrones repetitivos y otra información de valor que puede ser empleada en diferentes proyectos a través del machine learning. Aunque parezca un concepto nuevo, el big data ambiental lleva años encontrando soluciones a grandes problemas ecológicos, y cada vez son más las áreas que se benefician de esta información privilegiada para aplicar soluciones más eficientes y responsables con el medio ambiente.

Gestión del agua

El agua es un bien escaso cuya gestión es complicada. En Europa, cada persona utiliza de media unos 300 litros de agua al día, una cantidad que sólo refleja el consumo doméstico y, según el INE, España perdió sólo en 2019 1.100 hectómetros cúbicos de agua, casi el 25% del suministro a la red de todo el país. Los datos masivos son, actualmente, una esperanza para luchar contra esta situación, ya que pueden ayudar a detectar fugas, estimar demandas hídricas futuras y vigilar que la calidad del agua sea óptima, alertando de vertidos peligrosos. Además, el big data ambiental ya está presente en muchos hogares a través de los contadores de agua inteligentes, claves para controlar el despilfarro doméstico y que ya superan los 300.000 dispositivos en España.

 

Agricultura

El aprovechamiento del green data y la tecnología para mejorar el sector agrícola suele denominarse Agritech, una forma de trabajar que permite que el sector agrícola sea más responsable con el medio ambiente al tiempo que ahorra recursos económicos. Los datos masivos dan a los agricultores la posibilidad de detectar con rapidez la presencia de enfermedades o plagas, adelantarse a fenómenos meteorológicos adversos y mejorar el cultivo analizando a fondo cuáles son las especies que más conviene plantar y cuándo y dónde se debe hacerlo. Dado que la agricultura es una de las actividades económicas que registra un mayor consumo de agua, los nuevos métodos no han obviado la oportunidad de cambiar esta realidad, y, de hecho, el big data ya ha supuesto un ahorro de este recurso cifrado, según IAgua, en un 20 % y que podría llegar en un futuro cercano hasta el 40 %.

 

Mejorar las ciudades

Gracias a los macrodatos, hoy en día es posible tomar decisiones basadas en la calidad del aire e incluso conocer con 24 horas de antelación cuáles serán los niveles de contaminación de las ciudades, facilitando así la gestión del tráfico y evitando que se acumulen grandes cantidades de gases nocivos. Centrándose en los datos, cada vez será más común que se  indique a los conductores dónde encontrar aparcamientos libres, cómo evitar atascos o qué rutas son más rápidas, con el fin de reducir el coste ambiental de cada desplazamiento. Por otra parte, el análisis de datos permitirá, con una precisión cada vez mayor, que las compañías eléctricas ajusten la producción a la demanda y que la gestión de residuos en las ciudades sea mucho más eficiente.