El uso de servicios online ha aumentado exponencialmente en los últimos años, sin embargo, la adopción de medidas de seguridad en los hábitos de navegación de los internautas españoles todavía es una asignatura pendiente.

Así se desprende del último informe ObservaCiber de abril de este año sobre “Como se protege la ciudadanía ante los ciberriesgos”, del Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe) y el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (Ontsi), y en el que se destaca que el 71% de los cibernautas españoles han sufrido una situación de fraude durante el segundo semestre de 2021. En la mayoría de los casos fueron invitaciones a visitar webs sospechosas, ofertas de servicios o productos no solicitados o la solicitud de claves o de información personal. De hecho, la mitad de los ordenadores analizados en el estudio estaban infectados por malware, pero la mayoría de los usuarios no era consciente.

Conductas de riesgo

Cerca de la mitad reconoce además haber realizado conscientemente conductas de riesgo, como utilizar sitios web de dudosa reputación para descargar contenidos o programas, y gran parte manifiesta una “falsa” percepción de seguridad a la hora de utilizar sus ordenadores y dispositivos móviles. Sin embargo, su manera de utilizar la red y los equipos cambia tras haber sufrido alguna incidencia de seguridad. Y un dato curioso: el estudio revela una mayor protección en los dispositivos móviles que en los ordenadores, más expuestos a amenazas y ataques, debido al menor uso de contraseñas y descenso en hábitos como el borrado de archivos temporales, cookies o instalación de antivirus.

El PIN, patrón y sistemas de desbloqueo siguen siendo las medidas más utilizadas para proteger los dispositivos móviles, mientras que en el lado opuesto se sitúan, el antivirus y el cifrado de datos.

Medidas de seguridad en los dispositivos del hogar

Utilizamos la red para comunicarnos, formarnos, entretenernos, comprar o realizar trámites administrativos, pero todavía confiamos en exceso en la seguridad por defecto de los dispositivos, según indica el estudio.

Cabe destacar que las medidas automáticas -actualizaciones del sistema operativo, uso de antivirus, cortafuegos, configuración de bloqueo de pop-up y publicidad…- contribuyen a proteger los equipos de nuestro hogar, pero no son excluyentes de adoptar medidas manuales como pueden ser el uso de contraseñas seguras, la eliminación de los archivos temporales o el uso de certificados digitales.

Los ordenadores de casa deben de estar actualizados en la última versión del sistema operativo y con los debidos parches de seguridad. Además, el cortafuegos no debe desactivarse y se debería añadir una capa de seguridad extra al dispositivo con un software antivirus. Sin embargo, solo el 50% de los internautas declara tener el ordenador de casa actualizado y muchos se conforman con la capa de seguridad que ofrece el sistema operativo.

Otro factor de exposición a tener en cuenta son las redes Wi-Fi, que suelen emplearse como puntos de acceso a Internet para toda la familia, con múltiples dispositivos conectados, cada vez más por el auge de soluciones de Internet de las cosas o IoT (en sus siglas en inglés). Gran parte de los internautas desconoce los efectos de contar con una red doméstica repleta de dispositivos conectados sin la seguridad adecuada y vulnerables a suplantaciones de identidad, fraudes económicos o uso ilegítimo de infraestructuras de conexión.

Crecen las medidas en ciberseguridad

El incremento del uso de Internet no solo ha elevado las posibilidades de ser objeto de un ciberdelito, sino que también ha implicado un importante esfuerzo en mejorar las medidas en ciberseguridad. En este sentido, la Administración ha potenciado el uso de medios telemáticos para flexibilizar los trámites, lo que ha contribuido a generalizar el uso del certificado digital o el DNI electrónico. También las aplicaciones de banca electrónica han impuesto la autenticación de doble factor como obligatoria y medios de bloqueo del terminal para evitar el robo o utilización indebida. En cuanto al comercio electrónico, ha aumentado la utilización de tarjetas prepago o monedero, así como los mecanismos de seguridad ofrecidos por las entidades bancarias. Además, el crecimiento del consumo de contenidos digitales de pago o suscripción, en detrimento del consumo de páginas web de descarga gratuita, ha disminuido el riesgo de infección por malware.

Modificar los hábitos de consumo de las tecnologías digitales contribuirá a cerrar las puertas a las nuevas amenazas a las que estamos expuestos, así como a aprovechar las numerosas oportunidades que ofrecen en todos los campos, pero con seguridad.