El mundo TIC avanza a una velocidad tal, que, cuando surgió la web 1.0 en los años 90, nadie imaginaría que apenas 24 años más tarde, en 2014, se empezaría a hablar ya de Web3. Este término, acuñado por Gavin Wood, cofundador de la criptomoneda Ethereum, marca una nueva era de la red de redes, no sólo a nivel tecnológico, sino también social. La tercera etapa de Internet se caracteriza por una completa apuesta por la nube, la descentralización, la rapidez y la personalización.
¿Por qué no se llama Web 3.0?

Cuando en 2006 se empezó a especular sobre el nacimiento de la Web 3.0 todavía estaba por medir el impacto que iba a tener el surgimiento, dos años más tarde, del Bitcoin. El hecho de que se llame Web3 tiene mucho que ver con el mundo de las criptomonedas, ya que Etherum es el segundo protocolo de blockchain más usado del mundo y es precisamente esa tecnología la que sirve como cimiento para este nuevo tipo de red, considerándose a Gavin Wood como el padre de esta nueva era. La descentralización de la web, sólo posible gracias al conocimiento de la cadena de bloques y la nube que tenemos hoy en día, ha hecho que el apellido “3.0” se haya quedado obsoleto, pero no lo suficiente para pasar a un cuarto estadio, es por ello que se habla de Web3.

¿Qué distingue a la Web 2.0 de la Web 3?

La Web 2.0, que vio la luz en la década de los años 2000, se caracterizó por el auge de las redes sociales y por convertirse en un espacio en el que todos los usuarios podían interactuar. La Web3 promete ahora ofrecer mucha más personalización gracias a una mayor libertad de opciones de navegación, ya que se espera que el poder de las grandes compañías tecnológicas se vaya repartiendo y diversificando. Además, a través de la trazabilidad que posibilita la tecnología blockchain, cada vez habrá más mecanismos para verificar grandes masas de datos y luchar contra problemas como las fake news o los intentos de fraude, por ejemplo. Según la Web3 Foundation, este nuevo entorno será mucho más seguro y prácticamente imposible de hackear gracias a la tecnología peer-to-peer, que ya hace posible que se intercambien recursos de manera directa y verificada entre varios usuarios. Tal y como sucedió en los anteriores capítulos de Internet, primero son los expertos los que tantean las bases que sustentarán ese nuevo espacio y, con el tiempo, serán los usuarios los que, poco a poco, se introduzcan de lleno en él, por lo que la entrada real en la Web3 se espera para los próximos años.