En el mundo hay, según la consultora Gartner, más de 20.000 millones de dispositivos conectados y Juniper Research espera que en 2023 se alcancen los 50.000 millones. Inmersos en una sociedad hiperconectada, el tráfico de datos ha experimentado un crecimiento sin precedentes en los últimos años y, para almacenarlos, hay actualmente más de nueve millones de centros de datos en todo el planeta. Los data centers son infraestructuras clave para que nuestro mundo funcione, haciendo posible que realicemos desde videollamadas a complejas operaciones en la nube, sin embargo, su gestión genera cada vez más controversia debido a su elevado impacto medioambiental.

Datos y huella  energética

En solo 5 años, el tráfico IP global de los centros de datos se ha duplicado, pasando, como indica el último informe de Global Market Insights, de los 6,8 zetabytes en 2016 a los cerca de 20,6 en 2021. Las TIC suponen, según Greenpeace, el 2% de las emisiones globales de CO2 y los centros de datos tienen parte de la culpa, pues se estima que cada uno de ellos consume de media la misma electricidad que 15.000 hogares. A este problema se le suma el auge de ciertas tendencias como el cloud o el bitcoin ya que, por ejemplo, la creación de monedas digitales tiene un consumo energético equivalente al de 159 países, como destaca un informe de Power Compare.

 

¿Cómo reducir su impacto?

La apuesta por energías renovables es una de las mejores soluciones para conseguir que la gestión de los datos sea cada vez más verde, y, de hecho, en Noruega ya existe un gran data center que funciona solo con recursos energéticos limpios. En los últimos años también se han puesto en marcha diversos experimentos que reducen la dependencia de los sistemas de refrigeración al sumergir centros de datos en el mar o instalarlos en regiones frías, pero, por ahora, la gran mayoría de estas naves se alimentan casi exclusivamente de fuentes contaminantes. Por parte de los usuarios existen, sin embargo, pequeños gestos que pueden marcar una gran diferencia. Cerrar pestañas del navegador que no se estén utilizando, reducir el número de videollamadas, hacer limpieza de correos electrónicos o priorizar la conexión a través de redes wifi, son algunas de las recomendaciones para reducir el tráfico de datos individual.