Las criptomonedas llevan cerca de 15 años cambiando las reglas de juego del sistema financiero y son claras responsables de la popularización del término “blockchain”. Pese a contar con muchos detractores, este concepto está protagonizando un importante cambio en la economía global en el que las TIC tienen mucho que decir.

En los últimos años, la influencia de este tipo de divisas se ha reflejado en el hecho de que cada vez sean más las entidades ajenas a las finanzas que deciden emitirlas, siendo especialmente notable el caso de las Big Tech como Facebook o Amazon. Además, organismos gubernamentales como la Unión Europea ya se plantean crear sus propias formas de pago digitales, siendo el euro digital el mejor exponente de esta tendencia. Con la pandemia se ha notado un incremento de más del 70% en el uso de aplicaciones financieras en Europa, lo que ha estimulado la búsqueda de divisas digitales más conservadoras, es por ello que el término stablecoin ha resurgido con fuerza durante los últimos meses.

¿Qué son las stablecoins?

Las stablecoins son un elemento nacido para reducir la volatilidad de las operaciones vinculadas a las criptomonedas, ya que actúan como un token ligado al valor de activos mejor conocidos por los mercados como una moneda tradicional, bienes materiales u otra criptomoneda. También pueden estar asociadas a ciertos algoritmos encargados de mantener una cierta estabilidad en su precio. El Bank of America señalaba recientemente en un informe la relevancia que está adquiriendo este tipo de criptodivisas estables, citando literalmente que “los activos digitales y los mercados financieros tradicionales están más conectados de lo que muchos creen”. Aunque las stablecoins también usan blockchain, se diferencian del resto de criptomonedas por ser un producto híbrido entre estas y el dinero fiduciario.

Mientras que el Bitcoin se creó para escapar a los sistemas de pago tradicionales, ahora son las instituciones financieras y organizaciones centralizadas los que, a través de estos formatos estables, buscan introducirse en este nuevo paradigma económico. Las stablecoins son, por tanto, un formato complejo que, pese a ser menos fluctuante que las criptomonedas, también entraña riesgos. Para evitar problemas con su uso, dado que cuentan con un número creciente de adeptos, la Comisión Europea presentó ya en 2020 el Digital Finance Package, un paquete de propuestas y medidas en el que se incluye el borrador del reglamento europeo relativo a los mercados de criptoactivos, con el que se buscará crear un marco general para toda la Unión. La regulación de este tipo de activos forma parte del plan de Europa para adaptar su regulación al nuevo contexto digital, en el que las nuevas formas de pago serán grandes protagonistas.